Suspensión

Golpeteos al pasar sobre baches, rebote excesivo, dirección inestable, desgaste irregular de llantas o inclinación del vehículo hacia un lado son señales comunes de que algo no está bien en la suspensión.

Inspeccionamos amortiguadores, resortes, brazos de control, bujes, rótulas, barra estabilizadora y enlaces, para asegurar que cada parte funcione correctamente y en conjunto.

Se recomienda una revisión cada 20,000 km o una vez al año, aunque si notás síntomas anormales como ruidos, vibraciones o pérdida de estabilidad, es mejor hacerlo de inmediato.

Sí. Una suspensión en mal estado puede provocar un desgaste prematuro en frenos, afectar la alineación y reducir el control del vehículo, especialmente al frenar o tomar curvas.

No es recomendable. Aunque el auto funcione, se compromete la estabilidad, el frenado y la seguridad. Además, un amortiguador dañado puede causar un desgaste desigual en los demás componentes del sistema.

Sí, cuando es necesario. Una prueba de manejo nos permite confirmar síntomas como rebotes, ruidos o inestabilidad que pueden no detectarse solo con una inspección visual.

Sí. Muchos problemas de suspensión se desarrollan de forma progresiva y no siempre presentan síntomas inmediatos. Una revisión preventiva puede detectar desgaste oculto y evitar daños mayores.

Definitivamente. Amortiguadores nuevos absorben mejor los impactos del camino, lo que se traduce en un viaje más suave, controlado y seguro, tanto para el conductor como para los pasajeros.

Sí. Un sistema de suspensión en mal estado puede provocar mayor resistencia al rodamiento, desalineación y sobreesfuerzo del motor, lo cual impacta directamente en el consumo de combustible.

El diagnóstico puede tomar entre 45 minutos y 1 hora. Dependiendo de los hallazgos, se puede extender si es necesario desmontar piezas o realizar una prueba de manejo más profunda.